La única diferencia entre la izquierda y la derecha en España es la falacia infantil que cada cual se cuenta para evitar afrontar el problema.
¿Cuál
es el peor contraargumento posible contra el problema presupuestario
que tenemos en España ahora mismo con las pensiones públicas? Que este
problema se soluciona de manera indolora si reducimos gastos
innecesarios o incrementamos ingresos.
Este contraargumento viene en dos versiones, ambas igual de falaces.
Versión izquierda:
Del lado del gasto: si reducimos el gasto en defensa, Corona, Iglesia o
el rescate bancario, hay dinero de sobra.
Del lado de los ingresos: si reducimos el fraude fiscal o conseguimos
que los ricos/la banca paguen lo que tienen que pagar, hay dinero de
sobra.
Versión derecha:
Del lado del gasto: si reducimos el gasto en “paguitas”, redes
clientelares de políticos o el gasto improductivo de las
administraciones públicas, hay dinero de sobra.
Del lado de los ingresos: si bajamos los impuestos, se generará mucha
más actividad económica y al final habrá más ingresos totales.
Ambas versiones sufren de dos problemas: uno serio y otro catastrófico.
El problema serio es de órdenes de magnitud.
El déficit del sistema contributivo y de clases pasivas en 2024 fue de
60.105 millones de euros, un 3,79% del PIB. Fíjese que hablo del sistema
contributivo: estas son las pensiones de quienes pagaron cotizaciones
sociales, y no incluye “paguita” alguna (y, por favor, mire los números
bien, un presupuesto hay que entenderlo; no bajarse una tabla aleatoria
de una página web). Este déficit, además, irá incrementándose a gran
velocidad en los próximos años.
Solo por poner un ejemplo: en defensa nos gastamos unos 15.000 millones
(ahí va TODO el gasto en defensa, no solo el presupuesto del Ministerio
de Defensa). Incluso aunque redujésemos el gasto en defensa a cero, solo
cubriríamos el 25% del déficit del sistema contributivo y de clases
pasivas.
Y
el presupuesto de la Casa Real es de 8,5 millones. Incluso si uno lo
multiplica por diez para incluir todos los gastos posiblemente asociados
a la Corona que aparecen en otras partidas (y ya es mucho multiplicar
por diez), ni empezamos a cubrir nada de magnitud alguna.
Con
respecto a los gastos superfluos: he llegado a leer que estos podrían
ser de 80.000 millones de euros. Ese número es un absurdo que solo puede
decir alguien que nunca ha mirado los presupuestos de las
administraciones públicas. En España, las administraciones públicas
gastan en pensiones, sanidad, educación e intereses de la deuda. Todo lo
demás es poca cosa.
Con
los ingresos pasa lo mismo: los números no cuadran por un orden de
magnitud en cuanto uno es realista.
Pero el verdadero y catastrófico problema del contraargumento, en sus
versiones de izquierda y de derecha, es que ignora el principio más
básico de la economía: el coste de oportunidad.
Este se define como el valor de la mejor alternativa a la que
renunciamos al gastar dinero en un área en lugar de otra.
Supongamos que España logra reducir el gasto público un 3% del PIB recortando aquello que cada cual considera menos prioritario
.
La pregunta clave es: ¿por qué ese 3% debería destinarse a pensiones y
no a educación, sanidad, infraestructuras, vivienda o reducción de
impuestos?
Y
da igual que el ajuste sea del 3% o del 9%. Nunca habrá dinero para
todo: siempre se podrá gastar más en educación o sanidad, o bajar aún
más los impuestos.
Como sociedad, la pregunta fundamental es: dado nuestro PIB total,
¿cuánto deberíamos gastar en pensiones y otras prestaciones
contributivas y no contributivas? ¿El 15% del PIB? ¿El 25%? ¿El 50%?
Cada
euro extra destinado a pensiones es un euro que no se puede usar en
otro ámbito, y su valor debe medirse según su mejor alternativa posible.
Pero este es precisamente el gran reto de España. Nadie, ni izquierda
ni derecha quiere afrontar el problema de fondo: con un sistema de
reparto y una población envejecida, hay límites estrictos a cuánto
podemos gastar en pensiones.
La
única diferencia entre la izquierda y la derecha en España es la
falacia infantil que cada cual se cuenta para evitar afrontar el
problema.
Al final del día, todos son igual de irresponsables.
Y mientras tanto, el déficit crece y el reloj demográfico no se detiene.
JFV
https://x.com/JesusFerna7026/status/1957294703118090729
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