Los inmigrantes, ¿desplazan trabajos o subsidios?

 

Los inmigrantes, ¿desplazan trabajos o subsidios? 

Jordi Paniagua

En esta serie de dos entradas, voy a resumir las evidencias empíricas sobre la respuesta a alguna versión de estas cuestiones relacionadas con la inmigración. Esta pregunta amplia se puede concretar de muchas maneras: vamos a elegir una concreción provocadora, pero ahora en dos partes: ¿Quitan los inmigrantes trabajo a los nativos? O acaso, ¿se apropian de los beneficios sociales? Nótese la conjunción disyuntiva “o”, porque las dos cosas, a la vez, parece imposible, ¿no?

Por tanto, en la primera entrada presentaré los trabajos fundamentales que intentan averiguar si los migrantes tienen un efecto significativo en el salario de los trabajadores domésticos. En la segunda entrada de la serie expondré los trabajos que investigan la contribución fiscal de los inmigrantes en su país de acogida. Vayamos por partes.

 ¿Quitan los inmigrantes trabajo a los nativos?

Uno de los acontecimientos más estudiados (un experimento natural, por ser inesperado) fue el desembarco de más de 125,000 “marielitos” (refugiados cubanos en referencia al desembarco masivo desde el puerto de Mariel en Cuba) a las costas de Florida. Entre abril y octubre de 1980, se registró un aumento del 8% en la mano de obra poco cualificada en Miami. Es uno de los "experimentos naturales" más estudiados en economía de la migración y encontrarán excelentes resúmenes en varias entradas en Nada es Gratis (aquí, aquí, aquí). La teoría económica canónica (oferta–demanda) predeciría un descenso de los salarios ante un aumento de la oferta laboral. Así quedó reflejado, por ejemplo, en Scarface (El precio del poder), donde un joven Al Pacino interpretaba a un Marielito que "llegó a los Estados Unidos y se encontró más riqueza, más poder y más pasión de lo que había soñado."  En cambio, el primer asalto empírico (Card, 1990) no encuentra ningún efecto significativo de la migración en el mercado laboral de Miami.

Desde entonces, el ring de boxeo académico ha propiciado un avance en nuestra comprensión teórica y en los métodos econométricos para entender el efecto de la migración en tres asaltos más. Segundo asalto: Hay un efecto negativo (Borjas, 2017). Tercer asalto: Sigue sin haber efecto (Peri y Yasenov, 2019). Aunque existen varias razones por las cuales estos dos últimos estudios divergen (grupo de control, errores de medida), todas apuntan en la misma dirección: no hay evidencia suficiente para refutar el hallazgo original de Card, que concluye que los inmigrantes cubanos no redujeron los salarios de los trabajadores de baja calificación en Miami. Además, los datos existentes no permiten obtener conclusiones adicionales sobre el éxodo de Mariel.

El cuarto y definitivo asalto (de momento) lo presentan Clemens y  Hunt (2019) quienes presentan tres razones convincentes por las cuales no existen suficientes razones para dudar del hallazgo canónico de Card (1990)  (ver resumen aquí):

  1. Teoría económica.
    La teoría económica de introducción a la economía (oferta y demanda, 101) sostiene que cuando aumenta la oferta de trabajo, los salarios deben bajar. El problema es que la sencilla teoría de oferta y demanda no puede explicar cómo una gran afluencia de trabajadores de baja calificación habría causado un aumento en los salarios de otros grupos de características similares, quienes compiten directamente con ellos. En el caso de Miami, tendríamos que concluir que el éxodo de Mariel provocó un aumento significativo en los salarios de trabajadores de Miami con educación secundaria, y no hay razones para ello bajo el prisma de esta sencilla teoría. Por tanto, se necesita un modelo teórico más sofisticado.
  2. Calidad de los datos.
    La calidad y cantidad de los datos utilizados pueden determinar el resultado. Debido a que los datos contienen mucho ruido, si seleccionamos trabajadores de baja calificación y escogemos subconjuntos pequeños de ellos, siempre podemos encontrar pequeños grupos cuyos salarios aumentaron en un período determinado y otros cuyos salarios disminuyeron. El análisis de datos ruidosos permite encontrar resultados contradictorios al seleccionar pequeños subconjuntos, como ocurrió con la muestra de Borjas, que se basó en solo 17 hombres. Esto puede generar efectos aparentes del éxodo de Mariel que reflejan más artefactos estadísticos que realidades.
  3. Heterogeneidad en la fuerza laboral.
    Si existe un grupo de trabajadores no cualificados que perciben un salario inferior al de los nuevos migrantes, el cambio en la composición de la fuerza laboral tiende a exagerar la disminución salarial del grupo medio. Especialmente si el cambio en la proporción de trabajadores de muy baja cualificación es grande y duradero.

De estos asaltos académicos y de otros estudios sobre eventos inesperados (como por ejemplo el huracán María en 2017) podemos extraer tres conclusiones:

Conclusión 1: La maldición del sentido común. El sentido común nos haría pensar que, efectivamente, cuando un país como España aumenta la mano de obra no cualificada (incremento debido casi en su totalidad al aumento de personas nacidas en otros países), esto tendrá un efecto significativo sobre el mercado de trabajo, bajando los salarios. Como teoría, es clara, sencilla… pero, en muchas situaciones, errónea. Para responder a preguntas complejas, necesitamos mejores datos y teorías.

Conclusión 2: La ciencia avanza lentamente sin buenos datos. El desembarco del Mariel es un experimento natural fantástico que, desafortunadamente, ocurrió antes de que se tuvieran datos administrativos precisos, los cuales nos habrían ayudado mucho a entender mejor sus efectos. La disponibilidad de microdatos es la situación óptima para avanzar en la investigación y en la elaboración de políticas públicas (ver aquí). Pero en ocasiones la ciencia avanza justamente para suplir la ausencia de datos precisos, aunque más lentamente.

Conclusión 2. El sesgo ideológico. Es difícil abstraer el debate académico del ideológico. A nadie que haya seguido de cerca el debate Card – Borjas se le escapa que ambos profesores tienen simpatías políticas opuestas. Conviene recordar que el sesgo ideológico de los investigadores puede ser importante a la hora de diseñar, ejecutar, interpretar o resumir los resultados (ver aquí).

El sesgo ideológico resulta particularmente intenso en el debate sobre la migración, tal como señalan Borjas y Breznau (2024) en un reciente trabajo académico  aquí. Reunieron a 158 investigadores, trabajando de forma independiente en 71 equipos, y participaron en un experimento revelador. Tras ser encuestados sobre su posición respecto a la política de inmigración, utilizaron los mismos datos para responder a una pregunta empírica bien definida: ¿La inmigración afecta el nivel de apoyo público a los programas de bienestar social? Los equipos generaron 1,253 modelos, mostrando resultados desde impactos negativos hasta positivos. Los equipos pro-inmigración estimaron efectos más positivos, mientras que los anti-inmigración reportaron efectos negativos. Las diferencias en los métodos usados, influenciadas por las posturas ideológicas de los equipos, explicaron estas variaciones, y los modelos más polarizados obtuvieron menores calificaciones de sus pares.

En la siguiente entrada:

Estas tres conclusiones del primer debate académico sobre los efectos de la inmigración anticipan la discusión sobre la segunda pregunta: ¿se apropian los inmigrantes de los beneficios sociales? Por una parte, se trata de un ejercicio contable, por lo que tanto la teoría como   la calidad y cantidad de los datos será fundamental para abordarla. Por otra, esconde un cierto cariz ideológico. Aceptamos al inmigrante como trabajador de compañía, pero sin que se lleve el Scatérgoris. Como es infructuoso centrar el debate académico (y político) en si los inmigrantes nos quitan el trabajo, y ya que la evidencia sugiere que no es así, pongamos el foco entonces en si reciben más servicios públicos de lo que aportan fiscalmente. La propia pregunta esconde una duda sobre el valor del inmigrante en la sociedad. Más en la segunda entrada de la serie.

* Agradezco los comentarios de Antonio Cabrales, Luis Puch, Joan Llull y  José A. Martínez Serrano a una versión anterior de este post.

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