Efecto Giffen VS Cheapflation
Efecto Giffen
Los bienes baratos, aunque suban de precio, siguen siendo más asequibles para las rentas bajas que los bienes con un precio más elevado. En realidad el concepto no es nuevo ya que lo puso de manifiesto en Irlanda el economista escocés Robert Giffen en el S. XIX, al comprobar que ante el aumento del precio de las patatas debido a malas cosechas, el consumo de patatas crecía entre la empobrecida población irlandesa a pesar de ser más caras.
En otros bienes de primerísima necesidad, como el pan, también sucede lo mismo. Este fenómeno es conocido como el Efecto Giffen
'Cheapflation': el fenómeno que explica por qué una cesta de alimentos baratos puede salirte más cara que comprar premium
https://www.businessinsider.es/como-llegan-final-mes-espanoles-1394712
- El precio de los productos baratos ha aumentado casi dos veces más rápido que el de sus homólogos de alta gama en los últimos años, según un estudio del National Bureau of Economic Research.
- Esta desigualdad, llamada “cheapflación”, se observa en muchas partes del mundo, incluyendo España.
Tras la pandemia muchas personas han notado como los alimentos baratos ya no lo son tanto.
En 2022 James Bailey se percataba en Economist Writing Every Day del aumento de precio del McDouble y el McChicken. De costar, desde 1997, un dolar habían pasado a 2,99. Mientras tanto, el Big Mac también se había vuelto más caro, pero de forma mucho menos dramática: costaba 5,89 dólares, en lugar de los 5 de antes. "Por lo tanto, el precio aumenta un 200% en la parte baja frente al 18% en la parte superior".
Ese mismo año, al otro lado del charco, el autor, cocinero y activista contra la desigualdad Jack Monroe señalaba el mismo hecho: el coste de los alimentos de marcas económicas en Reino Unido estaba aumentando más rápido que los precios promedio de los alimentos.
"He estado haciendo un seguimiento de esto durante la última década, escribiendo recetas en mi blog online y documentando los precios de los ingredientes con todo lujo de detalles", escribió entonces en The Guardian.
"En 2012, 10 pastillas de caldo de la gama Basics de Sainsbury's costaban 10 peniques. En 2022, esas mismas pastillas de caldo cuestan 39 peniques. El año pasado, la pasta Smart Price en mi Asda del barrio costaba 29 peniques por 500 g. Hoy, no está disponible, por lo que la bolsa más barata cuesta 70 peniques; un aumento de precio del 141% para el mismo producto en un envase más colorido. Hace unos años, había más de 400 productos en la gama Smart Price; hoy hay 87, y la cuenta atrás va en aumento".
Lo que Monroe ponía de manifiesto es que los productos de las gamas que se ofrecen como alternativas baratas "están desapareciendo sigilosamente de los estantes". Esto hace que los compradores no tengan otra opción que “subir de nivel” y optar por los productos de marca propia de los supermercados, "generalmente en cantidades más pequeñas y a precios más altos".
Para poner esta problemática en relieve Monroe creo el Boots Vimes Index. El índice pretende ser un registro de los precios de los alimentos básicos más económicos a lo largo del tiempo. Una de las principales motivaciones fue destacar cómo los datos sobre el coste de vida proporcionados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) en el Reino Unido, en particular la tasa de inflación, no mostraban adecuadamente el mayor impacto experimentado por los pobres.
La ONS modificó su encuesta en respuesta para unos meses después asegurar que no veía ningún problema.
Pero tanto Monroe como Bailey tenían razón. Una investigación del pasado mes de junio elaborada por Alberto Cavallo y Oleksiy Kryvtsov lo denomina cheapflation: "Una subida más rápida de los precios de los bienes más baratos en relación con los precios de las variedades más caras del mismo bien". Y ofrece “amplia evidencia” de que es un fenómeno global.
La cesta de la compra de alimentos de baja calidad aumentó casi el doble de rápido que el de una cesta premium
El estudio analizó 2,1 millones de productos a la venta en 91 minoristas multicanal entre 2018 y 2024 en 10 países occidentales. Los precios de las marcas más baratas crecieron entre 1,3 y 1,9 veces más rápido que los precios de las marcas más caras. En otras palabras, el coste de una cesta de la compra de alimentos de baja calidad aumentó casi el doble de rápido que el de una cesta de productos premium. Y solo cuando la inflación creció, no antes ni después.
"Aunque hasta mediados de 2021 todas las categorías de precios crecieron de forma similar", a partir de 2022 "los alimentos más baratos comenzaron a crecer a un ritmo mucho mayor con respecto a los productos premium", explican los autores.
Nuestro país no escapa al fenómeno. Entre 2019 y mayo de 2024 los precios de los alimentos más baratos crecieron en España un 37% frente a un 23% entre los alimentos de mayor precio. Francia, Italia o Alemania han visto subidas similares en ese periodo, muestra el informe.
Reino Unido tuvo la prima de inflación más baja entre lo barato y lo caro, de 6 puntos porcentuales, en comparación con los 14 puntos porcentuales de Alemania, Italia y los Países Bajos y los 13 de España.
Ser pobre sale caro
Llevar esto al mundo real significa que mucha gente ha podido renunciar a calidad por ahorro sin que este fuera en realidad tan notable como esperaban.
Pero tanto Monroe como Bailey tenían razón. Una investigación del pasado mes de junio elaborada por Alberto Cavallo y Oleksiy Kryvtsov lo denomina cheapflation: "Una subida más rápida de los precios de los bienes más baratos en relación con los precios de las variedades más caras del mismo bien". Y ofrece “amplia evidencia” de que es un fenómeno global.
La cesta de la compra de alimentos de baja calidad aumentó casi el doble de rápido que el de una cesta premium
El estudio analizó 2,1 millones de productos a la venta en 91 minoristas multicanal entre 2018 y 2024 en 10 países occidentales. Los precios de las marcas más baratas crecieron entre 1,3 y 1,9 veces más rápido que los precios de las marcas más caras. En otras palabras, el coste de una cesta de la compra de alimentos de baja calidad aumentó casi el doble de rápido que el de una cesta de productos premium. Y solo cuando la inflación creció, no antes ni después.
"Aunque hasta mediados de 2021 todas las categorías de precios crecieron de forma similar", a partir de 2022 "los alimentos más baratos comenzaron a crecer a un ritmo mucho mayor con respecto a los productos premium", explican los autores.
Nuestro país no escapa al fenómeno. Entre 2019 y mayo de 2024 los precios de los alimentos más baratos crecieron en España un 37% frente a un 23% entre los alimentos de mayor precio. Francia, Italia o Alemania han visto subidas similares en ese periodo, muestra el informe.
Reino Unido tuvo la prima de inflación más baja entre lo barato y lo caro, de 6 puntos porcentuales, en comparación con los 14 puntos porcentuales de Alemania, Italia y los Países Bajos y los 13 de España.
Ser pobre sale caro
Llevar esto al mundo real significa que mucha gente ha podido renunciar a calidad por ahorro sin que este fuera en realidad tan notable como esperaban.
Por ejemplo, ante el aumento de los precios,ciertos hogares deciden recurrir a alimentos de menor calidad en los últimos años, señalan Cavallo y Kryvtsov. Sin embargo, optar por huevos industriales en lugar de huevos de gallinas camperas, por ejemplo, al final no habrá resultado muy rentable. "El precio de estos huevos no tardó en subir y, por tanto, la ventaja calidad/precio de los productos más baratos ha disminuido mucho en los últimos 4 años".
"¿Qué ocurre aquí? En primer lugar, el McDouble siempre fue absurdamente barato", reflexionaba Bailey en su artículo. "En segundo lugar, los precios suben más rápidamente donde la demanda es inelástica, y la demanda es menos elástica para los bienes que son más baratos y que se parecen más a 'artículos de primera necesidad' que a 'artículos de lujo'".
Los autores plantean varias hipótesis similares. Por un lado, estos productos tienden a verse más afectados por los problemas en las cadenas de suministros, "además de presentar menores márgenes empresariales, lo que hace que sean más propensos a transmitir a precios los aumentos en los costes con respecto a los alimentos más caros",
Por el lado de la demanda, en épocas de fuerte inflación los hogares tienden a disparar el consumo de los bienes más baratos, "lo que presiona al alza su demanda y, en última instancia, también sus precios".
"Las implicaciones de un crecimiento desigual de los precios entre productos caros y baratos son relevantes", reflexionan al respeto el economista Ángel Martínez y la periodista Isabel González en El Mundo. "Si los hogares con menos recursos consumen predominantemente los productos más baratos, una subida mayor de estos supone que la inflación les afectará de forma desproporcionada, sin que haya forma de saberlo a través de las estadísticas oficiales".
La marca blanca gana enteros
De un tiempo a esta parte, las marcas del distribuidor —más conocidas como marcas blancas— han ganado peso en los carritos del supermercado, fidelizando cada más al consumidor: un 63% se muestra muy satisfecho con respecto a esta clase de artículos.
Además, el 54% afirma que seguirá comprando mayoritariamente la marca blanca que ha probado y le gusta. El 37% de los consumidores tiene pensado combinar estos productos con aquellos de la marca del fabricante que compraba anteriormente.
Es tal el peso de la marca blanca, que la mitad de los españoles (51%) acude más a tiendas en las que predomina la misma. La satisfacción con esta clase de establecimientos ha crecido hasta el 74%.
Por tanto, puede concluirse que para llegar a final de mes, los consumidores abogan por dos medidas para la contención de su presupuesto: compras más pequeñas y marca blanca para pelear contra los monstruos de la inflación y el encarecimiento del coste de la vida, que acarrean una indudable pérdida de poder adquisitivo, especialmente para las clases medias y trabajadoras
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